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Bienvenidos al Blog de la Danza Clasica (Ballet Clasico)!!

Espero que encuentren aquí todo lo que necesitan para mejorar en este hermoso arte del Ballet; y que nunca dejen de bailar si es lo que los hace felices....

"La danza es el lenguaje escondido del alma"

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Época romántica del ballet

En los comienzos del siglo XIX se produjo la invasión del movimiento romántico, este movimiento se produjo también en la literatura, la música y la pintura y también movilizó al ballet dándole en sus formas nuevas perspectivas y un fundamental cambio.
Es bueno recordar que en la época romántica se los cuenta a : Weber, Mendelson, Berilos, Chopin, Schubert en música, el ballet recibió su influencia del romanticismo y se considera primer ballet romántico a las “Sylphides” (las sílfides) sobre música de Chopin, posteriormente apareció el ballet “Giselle” superior al anterior con música de Adam.
Resumiendo puede decirse que en esta época dos fueron los ballets de más trascendencia: “Las Sylphides” y “Giselle” y de todas las bailarinas las más importantes fueron María Taglioni, nacida en Estocolmo, luego Fanny Easler, nacida en Viena y por último Carlota Grisi. Cada una de ellas ocupó una cierta y determinada época en el mundo artístico, importantes teatros y distintos públicos, también bailaron ante gobernantes y soberanos de la época.
Otra cosa importante fue el aporte de la punta de pie, creada por Felipe Taglioni para su hija, el uso de la punta de pie modificó los bailes, le dio mayor importancia a la bailarina. Las bailarinas se veían obligadas a convertirse en el escenario en seres casi inmateriales. Todo en el ballet era poético, irreal, los papeles eran seres mitológicos: elfos, silfos, gnomos, ondinas, hadas, etc. Los argumentos poco importantes eran pretextos para el lucimiento de los intérpretes. La técnica se desarrolla extraordinariamente combinada a veces con efector acrobáticos. Con la creación de la punta de pie se contribuía a la deshumanización de la bailarina, todo estaba de acuerdo con la vestimenta, blanca en general, influía en esta desmaterialización. El traje para baller de “Las Silfides” fue diseñado por Eugene Lauri y se convirtió después en el traje blanco tradicional, consistía en un corset rígido que dejaba el cuello y los hombros al aire, una falda acampanada, tu-tu a media pierna y zapatillas de seda color rosas. No debe olvidarse que la punta de pie no es un factor fundamental y sí un elemento más del desarrollo de un estilo. La nueva tendencia cristalizada la inventó la Taglioni. María Taglioni nació en Estocolmo, capital de Suecia, su padre era maestro de baile y su madre hija de artistas de opera Karsten. María recibió las primeras lecciones de su padre; a los 8 años fue a estudiar a Francia, por consiguiente obtuvo un estudio completo de buena técnica francesa y el virtuosismo de la escuela italiana dado por su padre. Se hizo famosa en “Las Silfides” y recorría Europa actuando con extraordinario éxito en los teatro más importantes y también en Rusia. Se hizo tan popular que toda clase de artículos fueron bautizados con su nombre, habían: bombones Talgioni, pasteles Taglioni, peinados Taglioni. Al presentarse en la capital Rusa Taglioni fue reclamada tres veces, 4 años después fue reclamada 10 veces, verdaderamente un record. Y hay que aclarar que Rusia tenía criticos muy severos y sin embargo tuvo un éxito insuperable.
Se cuenta que Taglioni era una mujer sencilla, excesivamente flaca, con una pequeña cara delgada y amarillenta. Se retiró en 1847 a los 43 años, después de haber actuado durante un cuarto de siglo, período muy largo ya que en aquella época la carrera de bailarina se limitaba a 10 o 15 años solamente. Era muy exigente en el pago de sus contratos, requería sumas fabulosas y a veces exigía el pago adelantado antes de la función. Reunió una fortuna considerable, no obstante la cual murió casi en la pobreza sin que jamás se supiera en que gastó su capital. Terminó sus días dando lecciones de baile en Paris y Londres. La modalidad artística de ella consistía en una desmaterialización etérea, en una virginidad inocente de sus líneas desprovistas de todo rasgo carnal.

La acción dramática del ballet
Hacia fines de 1835 se presentó en los teatros de Europa Fanny Easler. Se fue conociéndola poco a poco hasta obtener triunfos y fama. Su estilo era propio, distinto, era bailarina clásica, pero sus mejores papeles fueron todos aquellos donde podía tener campo para la expresión y su talento apasionado. Si a la primera se la consideraba bailarina romántica, a la Easler se la consideraba bailarina de carácter. Las dos forman tendencias fundamentalmente distintas.

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